Alexis Barraza estaba exhausto, pero feliz. ¿Y cómo no estarlo? Miró al cielo y empezó a tomar dimensión de la futurista Abu Dabhi, capital y segunda ciudad más poblada de los Emiratos Árabes Unidos, a la que había llegado para jugar con sus compañeros del selectivo de Atalaya clase 2002 el torneo International Junior Tournament que lleva el nombre del Emir Hazza Bin Zayed.No se perdía detalle de las construcciones que se levantan sobre el desierto mismo. Esos rascacielos. Se trataba de una escenografía muy distinta a la que contiene los encantos de San Vicente, el barrio donde nació y el que le ofreció sus potreros para soñar con ser jugador profesional. Como cuando arrancó en Unión San Vicente.